martes, 11 de septiembre de 2012

Cuento de Joan Miro

“Un niño llamado
Joan”


A Joan le gustaba mucho pintar animales, perros, peces, gatos y pájaros.
Lo que  le llamaba la atención eran los ojos de los animales, porque a través de ellos él podía saber, si estaban contentos, tristes, si tenían hambre, frio, si querían jugar o estaban cansados.
Así que pintaba los ojos de todas las formas posibles: ojos grandes, ojos pequeños, ojos amarillos, ojos abiertos, ojos azules, cerrados, ojos misteriosos y ojos de muchos colores…


Joan dibujaba a muchos animales, pero no como eran, sino que los hacia más bellos.
Les ponía tres colas, cincos ojos, dos narices y siete patas o cuatro orejas y ocho pelos.


Así fue que los animales se divertían más dentro de los cuadros de Joan, que por la calles de la ciudad, y no quisieron salir nunca más de ese mundo tan alegre y fantástico, en donde podían volar y jugar siempre.
 Era el mundo de la fantasía y la ilusión.

Joan amaba la naturaleza, por eso llamo a las flores, a las hojas, a los árboles y a todos los insectos para que disfruten de ese mundo de felicidad, ah! Y también llamo a las piedra muy pesadas y grises, les dijo:
-    “yo las pintare de colores para que estén bellas”


Agarro los colores que utilizaba, que eran pocos, y pinto a las piedras grandes y pequeñas de amarillo, rojo, verde, azul y naranja.
Y dijo:
- ¡Nunca las piedras han estado tan  bonitas!


Un día nuestro amigo se llevó a los animales y a los insectos a  parís. Subieron a una gran torre de hierro y les enseño el universo, les presentó a la luna y el sol, a las estrellas, a los planetas y satélites. Y les dijo:
-    “A partir de ahora , formarán parte de nuestro mundo , podrán viajar con la imaginación y tendrán grandes aventuras”
Otro día, hicieron otro viaje a una isla llamada Mallorca era un lugar tranquilo y luminosos. En ese entonces, Joan pensó:
-   Todos los animales, las plantas y estrellas estarán súper contentos, les encantará este lugar”
 Los personajes que habitaban Mallorca estuvieron muy contentos de recibir nuevos amigos, parecían gente buena, tranquila, y les encantaban disfrutar juntos del mundo mágico de Joan.
Pronto todos formaron un gran familia donde a través de los colores y la imaginación fueron muy felices.